La esperanza se mantiene intacta por unos días. Cada noche, desde el pasado 1 de junio, los hijos de Raúl Alcázar Cisneros y Julia Margarita Cervantes le piden a Dios que los médicos de la Clínica San José de Torices den buenas noticias, pero eso nunca sucede. Ayer, a las 8 de la mañana, una nueva mala noticia los derrumba.
Ahora no solo han perdido a su mamá, sino también a su papá. Ambos son víctimas de una presunta imprudencia vial en la Vía del Mar, cerca al corregimiento de Arroyo de Piedra. De allí salen ese sábado en moto con destino a La Boquilla, a las 6 de la mañana.
Los dolientes de la pareja aseguran que son impactados en la parte trasera la moto por un automóvil Chevrolet, de placas FRS-591. Al parecer, el conductor excede el límite permitido de velocidad y se lleva por delante a Raúl y Julia. Ella muere en el lugar.
Ese día, mientras el cuerpo de la mujer es inspeccionado en el sitio de los hechos, Raúl es auxiliado con signos vitales y llevado a la clínica inconsciente. “Él solo abrió los ojos dos veces y movió una mano, pero nunca pudo hablar. Nunca reaccionó”, dice ayer un concuñado del fallecido en las afueras de Medicina Legal.
“Quedó destrozado”
“Han dicho que la culpa es de Raúl, que se atravesó en la moto, pero cómo va a ser su culpa si él iba en su carril y el carro lo golpeó por detrás. Al conductor le hicieron la prueba de alcoholemia, pero no en el lugar. Eso pudo ser manipulado. No sabemos. Él está libre”, agrega Gerardo Montaño, pariente de los fallecidos. El hombre asegura que Julia queda con la columna destrozada y que Raúl sufre fracturas en las piernas y lesiones en el cerebro. “Los médicos dijeron que tenía sangre en el cerebro, que estaba muy mal”, dice Gerardo.
Con la tragedia, son dos adolescentes, de 14 y 17 años, y un niño de 9, los que deben terminar de crecer sin la presencia de sus padres.
Ese 1 de junio, la Policía hace presencia en el lugar del accidente y al poco tiempo el orden público se altera. Según los uniformados, un grupo de vecinos de la pareja intenta incendiar el carro que la arrolla y por eso se ven obligados a usar sus armas de dotación. En el enfrentamiento, dos hombres resultan heridos a bala.
Raúl y Julia tenían más de 20 años de relación y vivían en la calle San Antonio, del corregimiento de Arroyo de Piedra. Él manipulaba estuco en construcciones y su mujer se ganaba la vida con oficios domésticos.
Cortesia: Johana Holguin.