¡Tiempo de esperanza, tiempo de Dios!
En los últimos años a causa de cuestiones adversas, nuestra fe se ha visto condicionada a causa de la persecución religiosa y la discriminación de culto; el dolor ha pretendido acorralarnos y los sistemas silenciarnos. La maldad a causa de la ambición y el poder, nos someten hasta querer estigmatizar nuestro discurso de inclusión por un bien común. La libertad de culto y de expresión de fe, se han convertido en una utopía en nuestro estado, gracias a los fanatismos religiosos de aquellos que no dan apertura a nuevas ideas más humanistas e inclusivas para todos los hijos de Dios.
La Congregación Religiosa Cofradía Sacerdotal San Pablo Apóstol en Colombia, sin temor a todo el daño emocional causado por lo ya mencionado, en esta solemnidad del Corpus Christi, presume a dos de sus más predilectos hijos, dos santos varones de singular devoción que donan su vida al servicio de los más necesitados. Bella luz de esperanza para todos los pueblos, que sin temor testificarán con sus vidas el significado del amor representado en la oblación. Los afectísimos hermanos Jorge Enrique Espitia y Luis Manuel Utria, engalanados con sus votos enarbolarán con en sus vidas el fino manto de la salvación y la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo a todos los lugares donde el duelo, el vacío, la ansiedad y él hambre han escondido el rostro de Dios.
Vale la pena resaltar que los Cofrades de San Pablo, son fieles regentes sociales que trabajan continuamente por el bien común de los pueblos, muy especialmente de los más pobres y necesitados, operarios diligentes que luchan sin cansancio por aquellos inmersos en la ruina y complejidad; carísimos devotos de Jesucristo que a imitación suya evangelizan con un discurso activo e incluyente de unidad, Iglesia de Dios actuante y operante que posa su mirada en los más débiles.
Reanimados en Esperanza y fortalecidos en convicción, somos nuevos Cristos para el mundo. ¡Enhorabuena!
