A pesar de la presión en los precios globales de la gasolina, el costo promedio por galón en Colombia se mantiene invariable en $13.964 para octubre, una decisión que ha sido relacionada con medidas de compensación destinadas a los taxistas en el país. Sin embargo, detrás de esta aparente estabilidad se encuentra un complicado dilema fiscal.

Desde la perspectiva de las finanzas públicas, tanto el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf) como analistas económicos de Corficolombiana han enfatizado que el incremento en el precio de la gasolina es una medida necesaria, aunque impopular, debido al abultado déficit en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc), que asciende a una cifra alarmante de $17,8 billones.

Andrés Velasco, director técnico del Carf, señaló que estiman un diferencial de alrededor de $600 entre el precio regulado y el precio internacional de referencia. Por su parte, Julio César Vera, presidente de la Fundación Xua Energy, calcula un diferencial cercano a $500, que es subsidiado por el Gobierno Nacional.

Velasco enfatizó que “no cerrar ese diferencial implicaría la causación de un déficit de cerca de $330.000 millones en lo que queda de 2023, que tendrá que ser cubierto por recursos de la Nación en 2024, dentro de los techos de gasto que permite la regla fiscal”.

Este desafío fiscal pone de manifiesto la necesidad de encontrar un equilibrio delicado entre mantener precios accesibles de la gasolina para la población y resolver el déficit en el Fepc para garantizar la estabilidad financiera del país a largo plazo.

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